Apagón!

Crecí acostumbrada a los apagones*. Eran parte de mi rutina diaria: despertarme, ir a la escuela, ir al los ensayos del teatro, comer un poco de mierda por ahí, regresar a casa, hacer la tarea (o no), bañarme, comer, apagón! Aunque el orden de los factores no altera el producto, el apagón podía aparecer en otro orden. Incluso a veces los apagones dejaban de aparecer y uno decía -Eh! Hace rato que no se va la luz!- hasta se extrañaban!

Con el apagón salían todos los vecinos de sus casas, a conversar, a cantar, a echarse fresco, a dormir, a apretar en la oscuridad, a robar. También se hacia mas evidente el calor interminable de la isla y los mosquitos acechaban. Si no te habías bañado o comido, las probabilidades de que lo hicieras con agua caliente o comida calientica eran "cero."

Sin embargo, los apagones me permitieron:
  • Cazar cocuyos
  • Dormir en cartones tirados en el pasillo del frente de mi casa y sentir la brisa fresca de la noche. 
  • Hacer cuentos con los amigos.
  • Escuchar los cuentos de mis padres. 
  • Leer, cuando aun había luz natural
  • Aprender infinidad de juegos, juegos que solo necesitan de la imaginación. 
  • Ver la vida con la mayor simpleza. 


Y cuando al final volvía la luz, todos aplaudían, o gritaban: Llego la luz! Y yo en silencio pensaba en otros posibles juegos para cuando al otro día alguien gritara "Apagón!" 

*Apagones/Apagón: Como se le llama en Cuba a los periodos del día en los cuales cortan la electricidad en las viviendas. 

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